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Y dijo Jacob a José:

— El Dios todopoderoso se me apareció en la ciudad de Luz, en la tierra de Canaán, y me bendijo con estas palabras: Yo te haré fecundo, te multiplicaré y haré que llegues a ser un grupo de tribus; y esta tierra se la daré en posesión perpetua a tu descendencia. Ahora bien, los dos hijos que te nacieron aquí en Egipto, antes de que me reuniera contigo, los considero como míos: Efraín y Manasés serán para mí igual que Rubén y Simeón.

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